Los deslizamientos veteados (llamados así por la diferencia de color con el terreno que les rodea), son bastante comunes en las zonas ecuatoriales ricas en polvo, y han sido observados en todas las imágenes tomadas desde las primeras misiones Mariner hasta la más reciente de la Mars Reconnaissance Orbiter (MRO).

Estos deslizamientos veteados son normalmente más oscuros que el terreno que les rodea y parecen desvanecerse (se hacen más claros) con el tiempo. Una característica típica de estos es que se inician en un punto, se pueden dividir en dos, se desvían cerca o sobre obstáculos como rocas o los bordes de los cráteres, y se van haciendo más anchos desde el punto inicial, llegando a medir unos centenares de metros de ancho y con longitudes de hasta unos pocos kilómetros.

Se han propuesto numerosos modelos para su formación, tanto con agua involucrada en el proceso como en seco. Aunque no hay un modelo universalmente aceptado, una observación que había sido clave hasta ahora es que parecen no tener relieve. Sin embargo, las imágenes tomadas por la HiRISE durante los primeros siete meses de la MRO mostraron que si tienen relieve: El interior de estos deslizamientos tiene menos altura que las partes que le rodean. También hay muchos deslizamientos veteados que parecen no tener relieve, lo que no quiere decir que no lo tengan, sino que tiene unas dimensiones por debajo de la capacidad de la HiRISE para detectarlo.

El descubrimiento de un relieve nos da una pista importante: el sedimento ha tenido que ser removilizado para que haya relieve. Hay varios procesos, tanto con agua presente como en seco, que pueden mover materiales. Un pequeño arroyo de agua líquida sobre la superficie podría esculpir el interior del deslizamiento, pero las condiciones actuales de Marte hacen que el agua líquida no sea estable sobre la superficie. También podrían formarse por corrientes de agua que fluyan bajo la superficie cubiertas por otra capa que las aísle de las actuales condiciones de la superficie.

Otra evidencia que favorecería el proceso acuoso es la detección de sales, canales u otras formas de erosión sobre el punto donde comienza el deslizamiento, o incluso la formación de estos formándose en la intersección de dos estratos (por ejemplo, entre capas permeables y no permeables). Sin embargo, no hay casos documentados de estos casos hasta el momento. Por lo tanto, parece que la teoría más acertada es la de un proceso en seco que provoca estas avalanchas de polvo.

Posteriores análisis realizados sobre estos deslizamientos veteados han mostrado alteraciones posteriores a su formación: Por ejemplo, aparecen estructuras con forma de crestas, y que han sido interpretadas como ripples eólicas. Estas indican que la saltación de los granos dentro de estos deslizamientos están ocurriendo hoy, y seguramente también ocurrieron en un pasado reciente.