Tanto el agua como el hielo seco tienen un importante papel en esculpir la superficie de Marte en latitudes altas. El agua, al congelarse en hielo en el interior del suelo, divide este formando polígonos. La erosión de los canales que forman los límites entre estos polígonos era responsabilidad del hielo seco sublimándose en la primavera, llenándolos de curvas y de giros.

La actividad primaveral es visible mientras la capa de hielo seco traslúcida que cubre la superficie desarrolla conductos que permiten escapar al gas. El gas lleva con él partículas finas de material de la superficie, erosionando aún más los canales. Las partículas caen sobre la superficie formando abanicos de colores oscuros. A veces las partículas oscuras se hunden sobre el hielo seco, dejando marcas claras donde los abanicos fueron depositados originalmente. A veces se cierran estos conductos y se vuelven a abrir, así que vemos dos o más abanicos originándose desde el mismo punto, pero con diferentes orientaciones, debido a los cambios en los vientos.

Traducción: Nahúm Méndez Chazarra